ESAS INDESEABLES VISITANTES…

Llega un día en que todo deportista que se precie se enfrenta a ese cielo lleno de nubarrones, a esa visita inoportuna, el momento en que todo lo que te alegra el día se rompe, se hace mil pedazos dejándote solo, desanimado y dolorido en el propio orgullo y por lo impropio de la situación, una incertidumbre que solo ellas, las malditas lesiones son capaces de causar.

Pero solo con el tiempo necesario para levantarse y limpiarse el polvo, el lector deberá entender que no necesita enfrentarse solo a esta situación y que una simple guía o tal vez un completo asesoramiento de los profesionales adecuados puede hacer, que digerir este trago sea más fácil.

Antes de entrar de lleno a tratar el núcleo de este post “primer cara a cara con tu lesión” no puedo perder la oportunidad para sensibilizar al lector de la importancia de la prevención. Aunque en la medicina occidental no es algo muy extendido, es vital reseñar que el mayor éxito para un terapeuta o un preparador de atletas es que nunca lleguen a lesionarse.

La experiencia del atleta, el seguimiento cercano y una correcta pauta de la carga de entrenamiento son claves para que todo salga bien. Y si eso le sumamos una pizca de suerte tendremos probablemente la fórmula para el éxito.

RODEARSE BIEN + PROGRESIVIDAD + HÁBITOS SALUDABLES: ÉXITO

Idealismos a parte lo primero que hemos de saber sobre las lesiones es que “siempre” van precedidas de un cambio. Es decir, que nuestro primer objetivo debería ser detectar que ha sucedido en las semanas previas a los primeros síntomas, ya sea un momento lesional concreto (torcedura, tropiezo, golpe…) o una incorporación de un elemento nuevo a nuestra rutina. ¿es posible que hayas incorporado un ejercicio nuevo, rutina, cambiado la intensidad o volumen de los entrenos? ¿o quizá has cambiado zapatillas o modificado tu técnica de carrera? Piensa, siempre hay algo…

Esto nos permitirá volver atrás, porque en ocasiones hasta que no modifiques el factor lesional no mejorará sustancialmente la lesión.

 

Lo segundo en tu lista debe ser catalogar la lesión. No estamos hablando de hacer un diagnóstico ya que eso es tarea de tu médico especialista, sino de saber acotar a que grupo de lesiones pertenece tu dolencia.

 

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En running podríamos catalogarlas la mayoría de las lesiones en:

-Lesiones de CARGA, que se refieren a aquellas que reaccionan mal al VOLUMEN y el IMPACTO durante el entrenamiento.

-AMPLITUD que son dependientes de la VELOCIDAD y responden mal a entrenamientos de calidad

-REPETICIÓN cuyo factor lesional es causado por una mala biomecánica repetida de manera sistémica irritando así estructuras que sufren rozamientos repetitivos.

A la izquierda adjunto una representación que puede ayudar a entender mejor este método de clasificación

Catalogar estas lesiones puede servir tanto a pacientes como a terapeutas y preparadores que se debe reforzar o evitar durante la fase de recuperación de una lesión.

En lesiones de repetición por ejemplo deberíamos priorizar entrenamientos de calidad a los de cantidad, fraccionando el volumen para evitar acumular estímulos biomecánicos lesivos de manera repetitiva. Incluso introducir una superficie inestable e irregular durante la carrera también nos inducirá a que cada pisada sea diferente y la irritación sea intermitente.

La mayoría estaréis pensando, o al menos ese es el objetivo de este post, si debemos o no dejar de correr o hacer deporte durante la recuperación. Pregunta que por otro lado nos encontramos a diario en nuestra consulta, pregunta que estaré encantado de resolver en nuestro próximo post… falsos mitos en la práctica deportiva habitual.

Autor:   ALEX VALLÉS

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